Sana'a - Saba:
El trío mortal de hambre, enfermedad y bombardeos continúa devorando y destruyendo a la gente de la Franja de Gaza día tras día, en una escena indescriptible que encarna las formas más horribles de genocidio de la era moderna, perpetradas por la maquinaria de guerra sionista con el apoyo abierto de Estados Unidos y Europa, y a la vista de todo el mundo.
A la luz del fracaso militar que dura ya 22 meses, la entidad enemiga sionista está tratando de compensar su incapacidad mediante el uso del asedio y el hambre, empujando a los palestinos al desplazamiento forzado. Ya ha utilizado diversos tipos de armas, incluidas algunas prohibidas internacionalmente, para reducir la Franja de Gaza a un montón de escombros.
Imágenes y escenas dolorosas se transmiten a diario en las pantallas de niños, mujeres y ancianos cayendo uno tras otro por el hambre y la sed, mientras la comunidad internacional permanece impotente y sus organizaciones humanitarias y de derechos humanos guardan silencio ante lo que se ha calificado como el "crimen del siglo", sin precedentes en la historia contemporánea.
La política sistemática de hambruna ha obligado a millones de palestinos a beber agua estancada y sobrevivir con sobras. Muchos niños incluso se han visto obligados a comer tierra y cáscaras de sandía, en medio de la falta de alimentos, agua y medicinas, y del cierre deliberado de los cruces por parte de la ocupación.
El Ministerio de Salud palestino registró 15 muertes por inanición en las últimas 24 horas, incluidos cuatro niños, un grave indicador de la magnitud del desastre humanitario que asedia la Franja de Gaza.
Miles de familias palestinas están pasando días sin alimentos ni atención médica, mientras severas restricciones siguen impidiendo la entrada de ayuda, lo que llevó al Programa Mundial de Alimentos a advertir sobre una hambruna generalizada que amenaza la vida de más de dos millones de personas en la Franja de Gaza.
En un hecho preocupante, la llamada "Fundación Humanitaria de Gaza", creada por Washington dentro de la Franja de Gaza, se ha convertido en una trampa mortal que atenta contra la vida de civiles que buscan comida. Desde el 27 de mayo, 995 palestinos han muerto y más de 6.000 han resultado heridos, según la Agencia de Noticias Palestina (WAFA). Esta es una escena que encarna una de las formas más horribles de explotación humanitaria bajo el disfraz de ayuda.
En cambio, el silencio de los regímenes árabes e islámicos sigue prevaleciendo, a pesar de las reiteradas afirmaciones de que Palestina es una cuestión central. Sin embargo, la realidad ha demostrado una alineación sospechosa con el proyecto sionista estadounidense y un flagrante desprecio por el sufrimiento de quienes se encuentran bajo asedio.
Las posiciones de las organizaciones internacionales humanitarias y de derechos humanos no han tenido mucha mejor suerte. Estas organizaciones se han limitado a declaraciones pro forma que no van más allá del papel, como resultado de su sumisión a la presión occidental y la ausencia de cualquier apoyo árabe o islámico genuino para garantizar la implementación de sus decisiones.
Solo la posición, el liderazgo y el pueblo yemenitas han demostrado su presencia efectiva desde el lanzamiento de la Operación "Amanecer" el 7 de octubre de 2023. Esto se ha logrado mediante el apoyo directo a la resistencia y la implementación de las opciones de victoria anunciadas por el líder de la revolución, el Señor Abdul-Malik Badr al-Din al-Houthi, en apoyo a la firmeza del pueblo palestino y en la confrontación con la agresión estadounidense-sionista que continúa cometiendo crímenes y privando de alimentos a la población civil en la Franja de Gaza.
Lo que duele a la conciencia humana es que más de dos millones de palestinos estén siendo abandonados a su suerte en una zona geográfica sitiada, mientras los regímenes de normalización disfrutan de riqueza e incluso participan en el apoyo y asistencia a la ocupación logística, médica y militar, en una paradoja que personifica un rotundo colapso moral.
La hambruna que hoy empeora en Gaza es una de las manifestaciones más peligrosas del genocidio moderno. La muerte por hambre se ha convertido en una realidad cotidiana, transmitida en directo por televisión, en medio de la impotencia global, el silencio internacional y la complicidad estadounidense que legitima el bloqueo y encubre los crímenes de la ocupación.
A pesar de la agresión y el bloqueo que sufre Yemen desde hace más de diez años, su brújula no se ha desviado de Palestina, por su creencia en la justicia de su causa y su rechazo a cualquier traición o rendición de los derechos palestinos, ya que se trata de una posición de principios que no acepta retirada ni compromiso.
Por otra parte, se ha puesto de manifiesto el papel sospechoso de algunos regímenes normalizadores. Estos regímenes han ido más allá del silencio y han pasado a implicarse realmente en el asedio de Gaza, apoyando proyectos de liquidación y ejerciendo presión política sobre la resistencia, en peligrosa armonía con el proyecto sionista estadounidense.
Ante esta situación, Gaza ya no es sólo una cuestión humanitaria, sino que se ha convertido en un referente para las posiciones de regímenes y pueblos y en una prueba decisiva para la conciencia de la nación. La historia seguirá registrando con tinta de verdad quiénes estuvieron junto a Palestina y quiénes la traicionaron en su hora de prueba.
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