Sana'a - Saba - Informe: Jamil Al-Qashm
En una operación militar más que cualitativa, las Fuerzas Armadas de Yemen detonaron una nueva sorpresa al atacar el aeropuerto Ben Gurion, en la región ocupada de Jaffa, con un misil balístico hipersónico. Esta medida representa una escalada estratégica y un cambio profundo en el contexto del apoyo yemení a Gaza, y una clara expresión de la caballerosidad encarnada en una era de inacción árabe.
La operación, que dio en el blanco con precisión, dejó fuera de servicio durante horas el aeropuerto Ben Gurion, la arteria de navegación aérea más importante del enemigo sionista, en medio de un pánico sin precedentes en la entidad mientras más de tres millones de sionistas huían a refugios. No es la primera vez que el enemigo lo bombardea, pero sí la primera vez que siente que la espada del Yemen pende sobre su cuello.
Simultáneamente con el ataque con misiles yemenitas, la IAF llevó a cabo otra operación dirigida contra un objetivo vital en Ashkelon utilizando un avión no tripulado "Yaffa". Esto refleja el alto nivel de coordinación y la mayor preparación de las fuerzas yemeníes para llevar a cabo operaciones duales eficaces en un momento delicado.
El momento del ataque yemení no fue casual. Más bien, se produjo en un momento político y militar crucial, cuando Gaza estaba siendo sometida a un genocidio, mientras la mayoría de los regímenes árabes permanecían en silencio o eran cómplices. Pero sólo Yemen decidió marcar la diferencia, ser la espada inquebrantable de la nación, sin importar cuánto trataran los regímenes de domarla o quebrarla.
El mensaje político transmitido por la operación yemení superó su impacto militar. Subrayó que Yemen no actúa por motivos coyunturales ni propagandísticos, sino por una visión estratégica que considera la causa palestina como el núcleo del conflicto y considera el apoyo a Gaza como un deber moral, religioso y soberano que redefine el papel de los pueblos libres en la confrontación con la hegemonía sionista y occidental.
Técnicamente, los sistemas de defensa estadounidenses e israelíes no lograron interceptar el misil, lo que plantea interrogantes sobre la vulnerabilidad del Iron Dome ante el rápido desarrollo de misiles balísticos y tecnologías hipersónicas en Yemen.
El impacto psicológico del ataque no es menos importante que su impacto militar; El pánico colectivo dentro de Israel pone de relieve la capacidad de Yemen de influir en la profundidad del enemigo y crear un estado de terror y parálisis, algo que regímenes con ejércitos y presupuestos masivos han sido incapaces de lograr.
En respuesta al ataque, las Fuerzas Armadas de Yemen emitieron una declaración clara y decisiva afirmando que las operaciones militares yemenitas eran una respuesta natural al genocidio en Gaza y una advertencia seria a todos aquellos que participan o permanecen en silencio ante las masacres. Mientras tanto, se pidió nuevamente a las aerolíneas internacionales que suspendieran sus vuelos a Tel Aviv, en una advertencia práctica que subraya la gravedad del próximo ataque.
Los analistas militares creen que el ataque al aeropuerto Ben Gurion representa un cambio en la doctrina de combate de Yemen, de la disuasión marítima al ataque a los centros neurálgicos del enemigo. Afirman que este ataque obligará a Tel Aviv a recalcular por completo su enfoque hacia Yemen, que se ha convertido en un factor aterrador en la ecuación del conflicto.
En términos de repercusiones, la operación conmocionó al interior sionista y se convirtió en el tema de conversación del establishment de la toma de decisiones y de la defensa.
Mientras tanto, los movimientos de resistencia palestinos, así como muchas fuerzas populares y oficiales dentro del eje de la resistencia, acogieron con satisfacción la operación, considerándola un paso cualitativo en la ruptura del prestigio de la entidad y un mensaje de apoyo práctico al pueblo de Gaza, que ha sido sometido a un crimen de genocidio durante meses sin que el mundo preste atención.
De este modo, Yemen demuestra que no es una figura marginal, sino más bien un actor clave en la ecuación de la nación, que contribuye a remodelar el mapa y a elegir hábilmente el momento, los medios y los objetivos. En un momento en que la causa palestina atraviesa su fase más difícil y el enemigo sufre grietas y erosión en el frente interno, la flecha yemení golpea el corazón del punto débil del sionismo, barajando las cartas del enemigo y exponiendo su fragilidad frente a la voluntad de los pueblos libres.
Con este cambio cualitativo, las Fuerzas Armadas yemenitas demuestran que las opciones de disuasión han ido más allá de la defensa para dirigir el ataque a lo profundo de la entidad sionista. La continuación de estas operaciones conlleva implicaciones estratégicas que trascienden el futuro inmediato y establecen una nueva fase de equilibrio regional en la que Yemen estará en posición de influencia e iniciativa.
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