Gaza-Saba:
Organizaciones palestinas, árabes e internacionales han lanzado una amplia campaña para oponerse al plan estadounidense de gestionar la distribución de ayuda en la Franja de Gaza. Lo consideran un "plan de hambruna sistemático" destinado a desplazar a los habitantes del norte de la Franja hacia el sur y legitimar la militarización de la ayuda humanitaria.
Esto ocurrió durante un simposio en línea organizado por la Red de Comunidades Americanas en Washington, el Comité Hashd para la Defensa del Pueblo Palestino y el Centro de Estudios Políticos y de Desarrollo, celebrado el miércoles por la noche. El simposio, titulado "Dimensiones e implicaciones del plan de ayuda estadounidense para Gaza", contó con la participación de élites intelectuales y políticas de dentro y fuera del país.
El asesor de medios de UNRWA, Adnan Abu Hasna, reveló repetidos intentos israelíes de sustituir a la organización internacional por organismos locales, incluidos mukhtars y sectores alternativos. Destacó el fracaso de estos esfuerzos y el rechazo categórico de la ONU a cualquier plan que se desvíe de sus principios.
Abu Hasna explicó que Estados Unidos presentó hace tres meses una propuesta de 30 páginas, que incluye el establecimiento de una organización alternativa llamada "Fundación Gaza", que supervisaría la distribución de la ayuda según estrictos requisitos de seguridad, incluido un control de seguridad para cada beneficiario.
Explicó que el plan prevé la distribución de alimentos a través de cuatro puntos en el sur de la Franja de Gaza y limita la comida proporcionada a sólo 1.400 calorías, sin tener en cuenta en absoluto las necesidades humanitarias más amplias.
Señaló que el plan está siendo manejado por empresas de seguridad, sin brindar protección a los pobladores obligados a desplazarse en duras condiciones para conseguir alimentos. Advirtió que esto legitima el desplazamiento hacia Rafah, que no es lo suficientemente grande para albergar a dos millones de palestinos.
Por su parte, Amjad Shawa, jefe de la Red de ONG Palestinas, describió el plan como una versión reciclada de un viejo esquema propuesto en noviembre pasado bajo el título "Burbujas Humanitarias". Lo consideró una herramienta para explotar la ayuda con fines militares y de seguridad, bajo la supervisión directa del ejército enemigo.
Al-Shawa explicó que el plan promueve un sistema digital basado en reconocimiento facial para dirigir a los residentes hacia Rafah. Se está implementando a través de organizaciones internacionales y empresas estadounidenses, y su primera fase apunta a la mitad de la población de la Franja de Gaza, exponiendo a la otra mitad a la hambruna y a la amenaza directa.
Al-Shawa criticó el limitado suministro de calorías del plan, que no incluye tiendas de campaña, suministros médicos ni infraestructura. Destacó que el volumen de ayuda no supera los 100 camiones por día, frente a los 600 camiones que ingresaron durante la tregua, lo que complica aún más la crisis humanitaria.
En el mismo contexto, Salah Abdel-Ati, jefe del Hashd, consideró que el plan es una distorsión del principio de proporcionar ayuda y una transformación deliberada de una cuestión política en una crisis humanitaria de seguridad, con el objetivo de arraigar un entorno inhabitable en Gaza y obligar a la población a un desplazamiento forzado.
Abdel-Ati dijo que el plan constituye un "crimen de guerra" que contraviene el derecho internacional, el Estatuto de Roma y los principios de la Corte Internacional de Justicia. Advirtió que la inclusión de empresas de seguridad privada en la gestión del socorro elude el papel de las Naciones Unidas y establece un enfoque internacional peligroso en zonas de conflicto.
Señaló que Estados Unidos, a través de su coordinación con Israel, está contribuyendo a lo que describió como un "genocidio", y pidió la formación de una coalición humanitaria internacional para hacer cumplir la apertura de corredores de ayuda urgente y evitar la implementación del plan de "ingeniería de hambruna".
Por su parte, la profesora universitaria estadounidense Rabab Abdul Hadi afirmó que Washington está tratando de transformar la cuestión palestina de un conflicto político a una crisis humanitaria basada en la "compasión", con el objetivo de encubrir los crímenes israelíes y oscurecer la esencia de la catástrofe actual en Gaza.
Abdul Hadi señaló que el plan contribuye a oscurecer la conciencia internacional al retratar a los palestinos como meras víctimas, en lugar de como un pueblo con derechos políticos y nacionales, y señaló que la política de "alimentos por paz" se ha utilizado históricamente como una herramienta de hegemonía e intervención extranjera.
Destacó el creciente movimiento estudiantil y popular en Estados Unidos contra el apoyo norteamericano a “Israel”, pese a las sanciones y pérdida de becas que enfrentan los participantes. Destacó que esta lucha lleva una voz poderosa contra la distorsión de la conciencia global.
La campaña concluyó llamando a todas las partes internacionales a asumir sus responsabilidades morales y legales, adoptar medidas urgentes para detener la guerra, abrir los cruces fronterizos, garantizar el flujo de ayuda sin condiciones de seguridad y rechazar toda forma de militarización de la acción humanitaria o su explotación en proyectos de desplazamiento y subyugación.
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