Ginebra - Saba:

Un informe anual de la Organización Meteorológica Mundial sobre el clima reveló que la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera en 2023 alcanzó aproximadamente 420,0 ± 0,1 partes por millón.

Según el informe, este es el nivel más alto de dióxido de carbono de los últimos 800.000 años.

También es superior a su nivel en 2022 en 2,3 partes por millón, equivalente al 151 por ciento de su concentración en el período anterior al Renacimiento industrial en 1750.

El informe también indica un aumento en la concentración de otros dos gases de efecto invernadero, a saber, el metano y el óxido nitroso, ya que la concentración de metano alcanzó 1934 ± 2 partes por mil millones, y la de óxido nitroso alcanzó 336,9 ± 0,1 partes por mil millones. Esto representa el 265 por ciento y el 125 por ciento de su nivel en 1750, respectivamente. Según el informe, parece que la concentración de estos gases seguirá aumentando en 2024.

El aumento de la concentración de gases en la atmósfera ha provocado que se registren temperaturas récord en todo el mundo en 2023 y 2024. El paso del enfriamiento asociado con el fenómeno de La Niña al calentamiento causado por el fenómeno de El Niño también jugó un papel importante en el aumento de las temperaturas.

La organización estima que ciclones tropicales, inundaciones, sequías y otros fenómenos meteorológicos en 2024 provocarán el mayor número de desplazamientos humanos registrados en 16 años, un empeoramiento de la crisis alimentaria y pérdidas económicas masivas.

Cabe señalar que el clima y el tiempo en la Tierra están relacionados en gran medida con dos fenómenos climáticos: El Niño y La Niña. El primero está asociado con un fuerte aumento de la temperatura de la capa superior de agua en las regiones central y oriental del Océano Pacífico, y el segundo está asociado con una disminución de su temperatura.

Cada pocos años se producen fenómenos alternos de El Niño y La Niña, que provocan cambios importantes en los patrones de las corrientes oceánicas y los vientos atmosféricos. Estos cambios provocan sequías en algunas zonas de la Tierra y fuertes lluvias en otras.