Sanaá - Saba:
Bajo falsos pretextos humanitarios y de seguridad, se han revelado los rasgos de un sospechoso plan estadounidense
Sin embargo, lo que es cierto y probado es que, al brindar ayuda al pueblo de la Franja de Gaza, este plan constituye efectivamente un punto militar que permitirá a la maquinaria de guerra sionista aplastar lo que queda de la firmeza del pueblo palestino y poner fin a su resistencia.
En el contexto de una política de engaño y fraude, la administración estadounidense anunció un nuevo plan destinado a entregar alimentos y ayuda básica a aproximadamente el 60% de la población de la Franja de Gaza, a través de sitios de distribución supervisados por contratistas de seguridad estadounidenses, independientes de las instituciones palestinas e internacionales. Esto representa un acontecimiento peligroso en las dimensiones humanitarias y políticas de la agresión a Gaza.
Aunque Estados Unidos calificó el plan de "humanitario", los observadores afirman que, en realidad, es un preludio para prolongar la guerra y proporcionar una nueva cobertura estadounidense para una fase de agresión más brutal.
Los observadores creen que este plan no se inscribe en el contexto de reivindicaciones humanitarias, sino que representa más bien un peligroso proyecto racista destinado a aislar a los palestinos en enclaves residenciales cerrados, "guetos" y campos de apartheid, despojándolos de las necesidades más básicas de la vida, en un esfuerzo por humillarlos y empujarlos hacia la migración forzada.
Por lo tanto, lo que está teniendo lugar no es un mero plan de socorro, sino más bien una nueva forma de ingeniería demográfica en el marco de los acuerdos estadounidenses para abrir las puertas de par en par a la entidad ocupante en preparación para el proceso de desplazamiento, en el marco de un plan más amplio e integrado para liquidar la causa palestina.
Condiciones de seguridad
Según los observadores, el plan indica que la administración estadounidense está empezando a transformar esta ayuda en una herramienta de presión dentro de las tácticas militares que permiten a la ocupación israelí completar su control sobre la Franja de Gaza, después de que su fuerza militar no logró quebrar la voluntad de la sociedad palestina.
El plan estadounidense ha provocado una ola de fuerte oposición por parte de las Naciones Unidas y de organizaciones palestinas e internacionales de derechos humanos, que han advertido que vincular la ayuda a las condiciones de seguridad constituye una violación de los principios humanitarios y amenaza la neutralidad del sistema de ayuda.
En el último rechazo al plan, el Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, Tom Fletcher, criticó el plan de distribución de ayuda en la Franja de Gaza, describiéndolo como una "encubrimiento para más violencia y desplazamiento" de palestinos en el enclave devastado por la guerra.
"Este plan es una farsa y una distracción deliberada", dijo Fletcher al Consejo de Seguridad.
Por el contrario, la Representante Permanente del Reino Unido ante las Naciones Unidas, Barbara Woodward, subrayó durante su exposición informativa ante el Consejo de Seguridad que el Reino Unido "no apoyará ningún mecanismo de ayuda humanitaria que se utilice para lograr objetivos políticos o militares, o que ponga en riesgo a civiles vulnerables".
dispositivo de presión
Esto ocurre mientras Naciones Unidas dijo que el plan presentado para llevar ayuda a Gaza está "diseñado para imponer control y limitar los suministros a la última caloría y al último grano de harina".
El portavoz adjunto de la ONU, Farhan Haq, subrayó durante una conferencia de prensa que las Naciones Unidas no participarán en ningún acuerdo que no se adhiera a los principios humanitarios de humanidad, neutralidad e independencia.
Por su parte, Jens Laerke, portavoz de la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), confirmó que su agencia "no participará en este plan", y agregó: "No hay justificación para establecer un sistema que contradiga los principios fundamentales de cualquier organización humanitaria con principios".
Por su parte, el portavoz de UNICEF, James Elder, advirtió que el plan conduciría a un mayor sufrimiento para los niños, añadiendo que el establecimiento de todos los centros de distribución en el sur de la Franja de Gaza parece ser un intento de "utilizar la ayuda como arma" y usarla como palanca para obligar a los palestinos a huir una vez más.
Los medios de comunicación de la ONU citaron a Elder diciendo que el plan "viola los principios humanitarios básicos" y pretende aumentar el control sobre los productos esenciales.
Violación del derecho internacional humanitario
La Organización Mundial de la Salud anunció que el plan estadounidense, si bien es importante para satisfacer algunas de las necesidades básicas de los palestinos en la Franja de Gaza, no alcanza los estándares de salud y nutrición requeridos, ya que no incluye todos los aspectos sanitarios necesarios, especialmente a la luz del deterioro de las condiciones de vida. Los informes indican que la situación alimentaria, del agua y de la salud en la Franja de Gaza ha alcanzado un nivel trágico, ya que se han agotado el 95% de las reservas de harina, muchas familias dependen de una comida al día y se han registrado más de 10.000 casos de desnutrición entre los niños, incluidos 1.600 casos graves.
Amnistía Internacional Suiza expresó su profunda preocupación por esta medida y advirtió que el uso de fuerzas de seguridad privadas podría violar el derecho internacional humanitario, en particular si está vinculado a operaciones militares o políticas sospechosas.
Por su parte, UNRWA calificó el nuevo plan estadounidense para distribuir ayuda en Gaza como "insuficiente" y "conducirá a desplazamientos forzados", subrayando que la agencia -con sus 76 años de experiencia y su extensa red- sigue siendo la mejor entidad para gestionar las operaciones humanitarias en la Franja.
En una reacción contraria, el Grupo de Trabajo Humanitario en el Territorio Palestino Ocupado describió el plan como peligroso y contrario a los principios humanitarios básicos, y que estaba diseñado para aumentar el control sobre productos esenciales como medio de presión y como parte de una estrategia militar.
A este respecto; Ismail al-Thawabta, director de la Oficina de Medios del Gobierno en Gaza, afirmó su rechazo categórico a lo que describió como "planes de aislamiento forzado", considerándolos "una extensión del genocidio que lleva 19 meses en curso
Militarización de la ayuda
Por su parte, Amjad Shawa, jefe de la Red de ONG Palestinas, dijo que el plan conjunto estadounidense-israelí "explota la hambruna para lograr objetivos militares", señalando que constituye un "delito legal" que contradice los principios de la acción humanitaria y se basa en la "militarización de la ayuda" y el desplazamiento forzado de residentes, particularmente desde el norte de la Franja de Gaza hacia la ciudad de Rafah en el sur.
Salah Abdel Ati, jefe del Comité Internacional de Apoyo a los Derechos del Pueblo Palestino, también advirtió contra el plan de llevar ayuda a la Franja de Gaza, subrayando que tiene objetivos políticos y militares "maliciosos".
En declaraciones a la prensa, Abdel-Ati dijo que este plan representa una continuación del plan de desplazamiento forzado, ya que tiene como objetivo aislar a los palestinos dentro de centros y centros de detención, lo que luego conducirá a su migración forzada al extranjero.
Explicó que el mecanismo propuesto supone un riesgo importante y está siendo utilizado como tapadera para trasladar forzosamente a residentes de sus zonas bajo el pretexto del humanitarismo.
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