Yenín-Saba:
Un dirigente del Batallón Jenin confirmó anoche que todas las iniciativas relacionadas con el fin de los eventos del campamento están suspendidas debido a una decisión política emitida por el Presidente de la Autoridad.
El líder dijo en declaraciones de prensa reportadas por el Centro de Información Palestino: "Cada vez que reciben mensajes de los niveles más altos de la autoridad, que la solución para ellos es o continuar la campaña militar, o que los combatientes de la resistencia entreguen sus armas y ellos mismos."
Subrayó que esta opción es inaceptable para nosotros y para la resistencia. Añadió: "Cualquier diálogo para poner fin a la crisis en el campamento de Yenín debe basarse en no tocar las armas de la resistencia y estamos dispuestos a discutir todo, incluso eso".
Señaló que "la mayoría de los soldados de las fuerzas de seguridad que son del campamento de Jenin se encuentran detenidos en cuarteles de seguridad, debido a los acontecimientos, acusados de proporcionar información al batallón o participar en actividades de resistencia".
Afirmó que "el portavoz de los servicios de seguridad de la Autoridad afirmó que 247 delincuentes fueron arrestados, según su descripción, pero la verdad es que sólo cinco miembros del batallón heridos fueron arrestados, y el resto eran en su mayoría residentes del campamento, familiares de mártires y prisioneros liberados, y entre ellos había médicos."
Las fuerzas de la Autoridad Palestina continúan sitiando el campamento de Jenin por segundo mes consecutivo, en medio de amenazas dirigidas a los periodistas para que detengan la cobertura mediática y no entren en el campamento.
Fuentes locales informaron que las fuerzas de la AP impusieron un asedio al campamento de Jenin, en medio de violentas redadas y asaltos a casas y mezquitas, y señalaron que entre sus arrestos se encontraban heridos y buscados por la entidad de ocupación.
Señaló que el campamento está completamente rodeado por las fuerzas de seguridad de la autoridad, y se ha cortado la electricidad y el agua, además de impedir el ingreso de alimentos y suministros médicos, lo que ha hecho casi imposible la vida en su interior.
Los hospitales no se salvaron de las redadas de las fuerzas de seguridad de la autoridad, que los convirtieron en cuarteles militares, mientras que los heridos y lesionados fueron detenidos en los quirófanos antes de terminar su tratamiento, en una flagrante violación de todas las leyes humanitarias e internacionales.
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