
Damasco - Saba:
El número de muertos por los enfrentamientos en la Gobernación de Sweida, Siria, desde la mañana del domingo 13 de julio, como resultado de enfrentamientos, ejecuciones sumarias y bombardeos israelíes, asciende a 597.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos informó que entre las víctimas se encontraban 217 residentes de la Gobernación de Sweida, entre ellos 71 civiles, entre ellos cuatro niños y cuatro mujeres; 275 funcionarios del Ministerio de Defensa y Seguridad Pública, incluidos 18 miembros de tribus beduinas; 15 funcionarios de los Ministerios de Defensa e Interior, que murieron como consecuencia de los ataques aéreos israelíes. Tres personas, entre ellas una mujer y dos personas no identificadas, murieron como consecuencia de los ataques aéreos israelíes contra el edificio del Ministerio de Defensa; y un periodista murió durante los enfrentamientos en Sweida.
Añadió: 83 personas, entre ellas cuatro mujeres y un anciano, fueron ejecutadas en el campo por miembros de los Ministerios de Defensa e Interior. Tres miembros de tribus beduinas, entre ellos una mujer y un niño, fueron ejecutados en el campo por militantes drusos.
El Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) señaló en un comunicado en las últimas horas un creciente desplazamiento de familias de tribus beduinas árabes en varias zonas de la gobernación de As-Suwayda, en un contexto de crecientes tensiones entre las comunidades locales, lo que ha suscitado serias preocupaciones de que estas familias puedan ser víctimas de violaciones o ataques. Según la información recibida, el Observatorio afirma: «El desplazamiento ha afectado a numerosas zonas y barrios habitados por estas familias, mientras que fuentes fiables han informado de que militantes drusos locales han sitiado barrios habitados por ciudadanos de las tribus beduinas. Las zonas más destacadas son: Al-Maqous, Sahwat al-Balata, Al-Mashrab, Al-Zaytouna, Al-Harbi, Al-Shaqrawiya, Al-Barqsha, Al-Mansoura, Nabaa Ara y Al-Mazraa».
Según el observatorio, los residentes viven en un clima de pánico y ansiedad, con el riesgo de que se desate un conflicto sectario y regional más amplio.